Mi silla es amarilla,
tiene patas de pato.
Yo la llamo gurripato
y ella se ríe un rato.
Me pongo a dar vueltas en ella
porque sabe girar y girar.
¡Oh!, me estoy mareando
lo veo todo fatal.
Pero mi silla
no tiene frenos
así, que no puede frenar.
Parece una noria loca,
gira y gira sin parar.
¡Por fin!
El viaje ha terminado
todo tranquilo ha quedado.
Ya puedo completar
un dibujo que estoy haciendo
de un barco y del mar.
¡Este gurripato pato
me ha hecho hacer un garabato!
© Carmen Ramos
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