A la hora concertada se han abierto
las puertas de esta sala de máquinas.
Hemos dejado impresos en su cara algunos
últimos besos temblorosos y alguien que
todavía sabe ha empezado a rezar.
A la hora concertada, Morfeo espera al
otro lado para que puedan abrirse
las entretelas de lo invisible.
Todo está preparado con precisión milimétrica:
el instrumental sobre las mesas enfundadas de verde,
las luces, los guantes, las mascarillas, las dosis
de estas y otras substancias. Los ojos verde lima
de nuestro cirujano se han vuelto más penetrantes
que nunca, su perfil más helénico, su voz más acompasada.
Dirige, ordena, ejecuta y decide en esta función
que marcará el resto de nuestras vidas.
No encuentro consuelo, no he sido educada en la resignación.
Alguien que conoce el sufrimiento
me habla desde el otro lado del pasillo: está en buenas manos.
2 comentarios:
comertario !! que es un crak llevo mas de 16 años diciendo que sera algo grande en la fotografia, como amigo ya lo es hacer tiempo.. un abrazo para siempre...
C.G 2011
¿Eres tu Carlos? amic meu.
A ver si nos vemos, aunque sea en Bcn, me deves una puñetero.
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