VÍA LIBRE
Algunas arterias se han llenado de obstáculos
que el flujo sanguíneo es incapaz de sortear.
El corazón ha intentado por todos los medios
seguir bombeando, pero, al final, se ha rendido.
La sacudida de un corazón aprisionado es
como un agudo quejío, tanto más doloroso
cuanto mas profundo.
Urgen nuevas vías, despejar los caminos,
abrirse paso entre la maraña de rios
invisibles, establecer delicados puentes,
unir sutiles veredas con quebradizos hilos.
Todas las manos se mueven al compás.
Uno, dos, tres baypass...
La sombra de la parca acaba de
desvanecerse bajo la potente luz.
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