PROPÓSITOS PARA EL NUEVO AÑO
Como cada primero de enero,
el día se presenta turbio.
Luce el sol, pero será por pocas horas,
lo que hará más llevadera esta resaca absurda.
En la mesa aún están las copas por lavar,
en la cocina, la corvina ha quedado
decapitada sobre la bandeja del horno y el comedor
está lleno del confetti que tiraron los niños.
Tengo que empezar el año aspirador en mano y ese no
era un propósito de mi lista.
Deseaba que este fuera el año de la buena cosecha,
de los sueños cumplidos,
de las básculas con aplausímetro y las recetas sin ansiolíticos.
De repente, un golpe seco.
Algo se acaba de romper en pedazos como un cristal.
Ha rodado por el suelo el árbol de Navidad
y se ha llevado por delante la virgencita
del portal que agoniza en un río de papel de plata.
Apenas hay latidos. La ambulancia tardará 5 minutos.
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